El proyecto de ley que busca prohibir la doble ciudadanía para los ciudadanos estadounidenses entra en conflicto directo con precedentes de la Corte Suprema de los Estados Unidos. La propuesta exige la pérdida automática de la ciudadanía estadounidense. para quienes conservan otra nacionalidad y no hacen una elección formal en el plazo de un año.
Presentada por el senador republicano Bernie Moreno, la medida establece que los ciudadanos estadounidenses "deben jurar lealtad exclusiva a Estados Unidos". Si una persona no declara la renuncia a una de sus nacionalidades, perderá automáticamente su ciudadanía estadounidense.
Las decisiones de la Corte Suprema protegen al ciudadano.
La propuesta contradice dos precedentes históricos de la Corte Suprema.
En el primer caso, Afroyim contra Rusk (1967)El tribunal analizó la situación de Beys AfroyimDe origen polaco, se nacionalizó estadounidense en 1926. En 1950, se trasladó a Israel y, al año siguiente, votó en las elecciones legislativas israelíes. El Departamento de Estado se negó a renovarle el pasaporte, alegando que había perdido la ciudadanía estadounidense basándose en la Sección 401(e) de la Ley de Nacionalidad de 1940, que preveía la pérdida automática de la ciudadanía al votar en elecciones extranjeras.
Sin embargo, la Corte Suprema dictaminó que el estado no puede revocar la ciudadanía de un ciudadano estadounidense sin su consentimiento voluntario. Esta decisión se convirtió en el nuevo estándar legal, protegiendo la nacionalidad contra la pérdida involuntaria.
Esta comprensión se reafirmó en Vance contra Terrazas (1980)El caso en cuestión Laurence TerrazasNacido en Estados Unidos y también ciudadano mexicano por vía paterna. En 1970, al solicitar su certificado de ciudadanía mexicana, Terrazas firmó un juramento de lealtad a México.
El Departamento de Estado entendió que había renunciado a su ciudadanía estadounidense. Sin embargo, la Corte Suprema reiteró que no basta con realizar un acto formal de lealtad a otro país: es necesario demostrar, incluso indirectamente, la clara intención de renunciar a la ciudadanía estadounidense.
El tribunal admitió el uso del criterio de preponderancia de la prueba para determinar esta intención, siempre que se demuestre el consentimiento voluntario. En ambos casos, el Tribunal dejó claro que la pérdida de la ciudadanía requiere una manifestación consciente e inequívoca de intención por parte del ciudadano.
La automatización no puede sustituir la voluntad del ciudadano.
para el abogado Salvatore ApriglianoEl proyecto de Bernie Moreno viola principios constitucionales fundamentales.
En todas las grandes democracias, la ciudadanía solo se pierde mediante un acto verdaderamente voluntario. Ningún mecanismo automático, ni en Estados Unidos ni en Italia, puede sustituir la voluntad del ciudadano, afirmó. el periodico.
Alto riesgo legal
Según él, el mecanismo automático de pérdida de la ciudadanía se considera el punto más controvertido de la propuesta. La presunción de renuncia por omisión contradice directamente la jurisprudencia consolidada del Tribunal Supremo, que protege el derecho del ciudadano a conservar su nacionalidad a menos que exprese claramente su deseo de renunciar a ella.
Si el proyecto de ley avanza en el Congreso, Aprigliano cree que será impugnado en los tribunales por motivos de inconstitucionalidad.
La propuesta afectaría a miles de estadounidenses con doble ciudadanía, incluidos aproximadamente 20 millones de descendientes con derecho a la ciudadanía italiana.
Paralelo con el caso italiano
El debate sobre los límites de la ciudadanía no se limita a Estados Unidos. En Italia, el tema también está en plena evolución. La reforma aprobada en 2025 modificó las normas de transmisión de la ciudadanía italiana, restringiendo el derecho a los descendientes hasta la segunda generación.
El cambio rompe con una tradición jurídica centenaria y tiene un impacto directo en familias repartidas en países como Argentina, Brasil y Estados Unidos.
Para Aprigliano, el paralelismo entre ambos casos es evidente. «La pregunta es la misma a ambos lados del Atlántico: ¿hasta qué punto puede un Estado limitar un derecho que se deriva del origen y la identidad familiar?»
La nueva legislación ha sido impugnada y ahora está siendo revisada por el Tribunal Constitucional italiano, que Tendrá que decidir el 11 de marzo de 2026.Si los cambios cumplen con el artículo 22 de la Constitución, que prohíbe la remoción de la ciudadanía por razones políticas o discriminatorias: "Nadie podrá ser privado, por motivos políticos, de la capacidad jurídica, de la ciudadanía ni del nombre."













































