La diócesis de Catania, región de Sicilia, en Italia, decretó la prohibición de la antigua tradición de nombrar padrinos y madrinas en los bautismos.
La medida tendrá una vigencia de tres años y se aplica a todas las parroquias bajo la responsabilidad de la diócesis.
Al periódico The New York TimesSalvatore Genchi, vicario general de la archidiócesis de Catania, justificó la controvertida decisión. Afirmó que El 99% de los padrinos de la región no están calificados para el puesto y que no son buenos ejemplos para sus ahijados.
Además, según el diario, la designación de los padrinos de bautismo “se ha convertido en una oportunidad paratrabajo en red para familias que buscan mejorar su riqueza, conseguir obsequios de collares de oro y establecer conexiones ventajosas”.
Los padrinos de bautismo y la mafia italiana
El periódico también relaciona la elección de los padrinos con el funcionamiento interno de la mafia italiana. El informe dice:
“Los fiscales italianos rastrearon los bautismos para mapear cómo los jefes del hampa difunden su influencia, y las viudas de la mafia en los tribunales guardaron su rencor más venenoso para “el verdadero Judas” que traiciona el vínculo bautismal. Es una transgresión más asociada con, bueno, “El Padrino”, especialmente la escena del bautismo cuando Michael Corleone renuncia a Satanás en la iglesia mientras sus secuaces golpean a todos sus enemigos.
En otras palabras: para el mafia italiana, la relación entre padrinos y ahijados es un vínculo de dependencia y subordinación.
experiencia temporal
Genchi dijo que la prohibición de tener padrinos es un experimento temporal. Para él, este período de tres años será suficiente para que la Iglesia prepare mejor a los posibles padres y padrinos.
De hecho, este tiempo es más corto que una prohibición de 10 años propuesta por otro obispo en 2014. Tal idea no obtuvo el consenso necesario de otros obispos de la región.
Cabe mencionar que la Iglesia recomienda que elegir padrinos de bautismo no sea un acto meramente social. De hecho, el Derecho canónico sugiere que incluso se debería confirmar a los padrinos.
Al mismo tiempo, la Iglesia concede al obispo local la facultad de adaptar determinadas leyes disciplinarias a la realidad de cada diócesis.