Un año después de que Giorgia Meloni asumiera el cargo de Primera Ministra de Italia, está claro que la prensa y las democracias europeas que inicialmente estaban preocupadas por su victoria electoral han tenido que reevaluar su enfoque.
Meloni no se mostró "coco" que muchos predicaron. Analizaremos este giro crítico positivo en la política italiana.
Rechazar etiquetas
Inicialmente vista como una figura controvertida, Meloni buscó distanciarse de la imagen neofascista que la siguió.
Ella se presentó como una “forastero“, a pesar de tener una larga carrera política, lo que fue interpretado por algunos como una táctica populista.
Sin embargo, durante su primer año en el cargo, Melones demostró que sus políticas y acciones hablan más que las etiquetas.
No sólo gobernó con estabilidad, sino que también trabajó por una Italia más pragmática y eficiente.
Política migratoria
Una de las principales promesas de Meloni fue hacer de la seguridad un rasgo distintivo de su gobierno.
Intentó poner fin a las salidas ilegales y la trata de personas en el Mediterráneo.
Si bien algunas de sus políticas han generado controversia, como el bloqueo naval propuesto, es importante señalar que el enfoque de Meloni está dirigido en última instancia a garantizar la seguridad de las fronteras de Italia.
También buscó colaborar con los países vecinos, como Túnez, para contener la llegada de inmigrantes, incluso si estos acuerdos han encontrado obstáculos.
Derechos civiles
En el campo de los derechos civiles, Meloni adoptó políticas tradicionales y conservadoras, que generaron debates sobre temas como las familias homosexuales y la gestación subrogada.
Defendió la familia tradicional como célula básica de la sociedad. Aunque sus políticas han sido criticadas por algunos, es importante resaltar que la Meloni refleja la opinión de una parte importante de la sociedad italiana.
política externa
Uno de los mayores cambios de Meloni fue la evolución de su postura inicialmente antieuropea.
Se dio cuenta de la importancia de una cooperación más estrecha con las instituciones europeas y adoptó una postura más equilibrada hacia Rusia.
Aunque enfrentó tiempos difíciles al distanciarse de los miembros de su propio partido que expresaron su apoyo a Putin, Meloni buscó un enfoque más pragmático en las relaciones internacionales.
En resumen, el primer año de Giorgia Meloni al frente de Italia demostró un liderazgo estable y protocolizado, que no encajaba en las expectativas iniciales de su victoria electoral.
Buscó distanciarse de las etiquetas políticas y trabajó para hacer que Italia fuera más segura y más eficiente, a pesar de enfrentar desafíos en materia de política migratoria.
Puede que sus políticas conservadoras no sean universalmente aceptadas, pero reflejan las opiniones de una parte importante de la población italiana.
Meloni también se dio cuenta de la importancia de un enfoque más cooperativo en las relaciones internacionales.
Ahora queda por ver cómo seguirá dando forma al panorama político italiano y europeo.