por Aldo Bizzocchi
Algunas lenguas son más receptivas al préstamo que otras, del mismo modo que determinadas lenguas, por su prestigio, son grandes exportadoras de palabras.
Esto tiene que ver con varios factores, como el desarrollo científico y tecnológico de ciertos países. (por ejemplo, hoy en día la tecnología digital habla principalmente inglés), su poder político o económico e incluso su influencia cultural en campos como la filosofía y las artes.
En cada período histórico, vemos una nación diferente imponer su idioma a otras debido a estos factores: primero el griego, luego el latín, luego el francés y ahora el inglés. Pero también vemos que determinadas lenguas son bastante influyentes en ámbitos concretos, en los que quienes las hablan son maestros, como es el caso de la cocina, la perfumería y la moda en relación con Francia.
Un idioma que ejerció y aún ejerce una gran influencia sobre otros en áreas como Música, la pintura y la cocina, por citar las principales, es italiana. Como sabemos, Italia fue la cuna del renacimiento, habiendo asumido el liderazgo en las artes desde el siglo XIV con pintores como Giotto y poetas como Dante y Petrarca.
Al mismo tiempo, Marco Polo trajo de China lo que se convertiría en la marca registrada de los italianos: la pasta. Y Leonardo da Vinci abrió la Edad Moderna con su pintura, sus descubrimientos científicos y sus inventos tecnológicos.
La lengua portuguesa no salió ilesa de influencia italiana. Y no sólo en palabras obvias como Pizza, capuchino e mafia, pero también en muchos otros, cuyo origen peninsular muchos desconocen. Y de eso es de lo que voy a hablar aquí.
En primer lugar, términos vinculados a Música, un arte que Italia prácticamente revolucionó en los siglos XVI y XVII, como adagio, yendo, aria, arpegiar, mandolina, cantata, Alto, falsete, madrigal, maestro, piano, serenata, solfeo, sonata, soprano, tarantela, tenor, tocata, temblor, trombón, vibrato, viola, violín e violonchelo.
En las artes plásticas tenemos fresco, acuarela, artesano, caricatura, pastel, viñeta; en el teatro y el circo, arlequín, camarim, colombiana, cómico, payaso, saltando, trampolín.
En la cocina, además de lo obvio. espaguetis, lasaña, Ravioles e fideos, también tenemos banquete, brócoli, lagar, Mortadela, polenta, risotto, salami e embutido, entre muchos otros. El nombre de la masa en sí, macarrones, es de origen italiano.
En la literatura, palabras como barcarola (un tipo de canción) e soneto También vino de Italia.
Pero el italiano también nos dio palabras de muchos otros ámbitos, como la navegación y la guerra, con alarma, alertar, artillería, escuadra, esquadrao, fragata e piloto; finanzas (bagatela, bancarrota, Banco, boleta de calificaciones, comprobante bancário, inversión, florim, equilibrio) y moda (cursi, Capucho, segundo payaso). Y todavía dio Capricho, carnaval, escarpa, Gazeta, grotesco, embrollo, pedestal, sillón, porcelana, portfolio, y otras innumerables palabras que han enriquecido nuestro idioma.
Y, para terminar, me despido con una palabra más típicamente italiana: adiós!
Aldo Bizzocchi Es doctor en Semiótica y Lingüística General por la USP con posdoctorados en Etimología por la USP y en Lingüística Comparada por la UERJ e investigador del NEHiLP-USP – Centro de Investigación en Etimología e Historia de la Lengua Portuguesa de la Universidad de São Paulo ( www.nehilp.prp.usp.br). Es autor de los libros Léxico e ideología en Europa Occidental (Editora Annablume, 1998), Anatomia da cultura (Editora Palas Athena, 2003), El universo del lenguaje (Editora Contexto, 2021, y Audible Audiobooks, 2003), Una breve historia de las palabras (Editora Almedina, Edições 70, 2023) y el DVD O Indo-europeu e como orígenes de la lingüística (A&E Produções, 2008), además de haber participado en otros nueve libros. Entre 2006 y 2015 fue columnista de la desaparecida revista Língua Portuguesa (Editora Segmento). Actualmente mantiene el blog. Diario de un lingüista y el canal de youtube Idioma del planeta. Su sitio web personal es www.aldobizzocchi.com.br.