Las emociones tienen un olor contagioso que puede ayudar a combatir ansiedad: esto es lo que indica un estudio publicado en el Journal of Affective Disorder realizado por investigadores del Departamento de Psicología General de la Universidad de Padua, en colaboración con la Universidad de Pisa, ambas en Italia, y el Instituto Karolinska, en Suecia.
“La ansiedad social se define por un miedo elevado, a veces extremo y exagerado, a situaciones sociales como hablar en público o dirigirse a personas de las que sabemos poco.
Entonces nos preguntamos si los olores sociales podrían tener un efecto modulador de esta ansiedad”, explica Claudio Gentili, profesor de psicología clínica de la Universidad de Padua y coordinador de la investigación.
Según Cinzia Cecchetto, autora principal del estudio, estos olores sociales son “señales olfativas corporales producidas por un individuo y transmitidas a través del sudor”, pero que no tienen relación con los olores que estamos acostumbrados a oler en ambientes como gimnasios o espacios cerrados. .
“Cuando son percibidos por otro individuo”, de forma completamente inconsciente, “pueden influir en el comportamiento o desencadenar una respuesta emocional”, afirma Cecchetto.
Ante este “contagio” de los olores corporales emocionales, los investigadores pensaron en explorarlos por primera vez como catalizadores de tratamientos psicológicos.
En el estudio participaron 48 niñas con síntomas de ansiedad social que fueron divididas en grupos expuestos a olores emocionales de felicidad, miedo o simple aire.
Los participantes realizaron una práctica de “mindfulness” durante dos días que incluyó ejercicios de respiración, meditación y relajación. Para cada grupo, se evaluaron los síntomas de ansiedad al principio y al final de cada día.
Los resultados muestran que las niñas que practicaron “mindfulness” mientras estaban expuestas al olor producido en un estado de miedo “tuvieron una mayor reducción de los niveles de ansiedad, en comparación con aquellas que respiraron sólo aire”, dice Cecchetto.
“Se trata ahora de comprender cuáles son los componentes de los olores sociales activos, cuáles son los responsables del efecto, para luego extraerlos para obtener sustitutos sintéticos y utilizarlos a nivel clínico, como las gotas nasales”, destaca Gentili. (Reuters)