Un estudio de la Fundación Leona Moressa, citado este domingo 19 de octubre por la prensa italiana, revela que los inmigrantes generan 177 millones de euros de valor añadido, lo que representa el 9% de la riqueza total producida en Italia.
Estos datos refuerzan la importancia de los extranjeros en la economía nacional, especialmente en un escenario de estancamiento demográfico y reducción de la fuerza laboral.
No VénetoLos inmigrantes representan 19,8 millones de euros del valor generado (unos 124 mil millones de reales), superando, por sí sola, el total de las regiones Sur e Islas, que totalizan 19,2 millones de euros. En términos proporcionales, el Véneto aparece con una participación del 10,9%, solo por detrás de Liguria, Emilia-Romaña y Toscana.

La fuerza laboral extranjera crece pero sigue infravalorada
La encuesta estima que 2,51 millones de trabajadores extranjeros trabajan regularmente en Italia. Además, otros 2 millones ya han sido naturalizados. Están excluidos de las estadísticas, aunque también son de origen extranjero. Si bien representan el 10,5% de las personas empleadas, estos profesionales se encuentran mayoritariamente en sectores de bajos ingresos, como agricultura (18%) y construcción (16,4%).
Según el presidente de Confcommercio Veneto y de Ascom Padova, Patricio BertínLa contribución de los inmigrantes es esencial:
“No hay duda de que Italia necesita a estos trabajadores, aunque los estemos destinando a puestos peor remunerados”.
El salario medio de los inmigrantes es hasta 8 € anuales inferior al de los trabajadores italianos. La situación se agrava por la existencia de contratos clandestinos. (en negro), una práctica denunciada en la reciente Conferencia del Sistema Confcommercio, celebrada con la participación de empresarios de Padua.
El riesgo de declive demográfico amenaza la economía italiana
Las proyecciones de Eurostat indican que, para 2050, Italia podría perder un millón de habitantes y tres millones de personas empleadas. Esto supondría una reducción del 11 % del PIB. El escenario es aún más grave si se excluyen los flujos migratorios: la población se reduciría en nueve millones, con un impacto del 25,6 % en el valor añadido nacional.
Ante esto, Bertin aboga por políticas que incentiven la permanencia de los jóvenes graduados en el país y atraigan a estudiantes extranjeros a las universidades italianas. También destaca la importancia de las medidas para revertir la tendencia de "crecimiento cero" en la tasa de natalidad:
“Necesitamos demostrar que este no es sólo un país para personas mayores”, concluyó Bertin, al periódico iL Gazzettino.
