Viajar desde Roma llegar a Nueva York en sólo 55 minutos puede parecer un sueño lejano, pero la startup de Texas venus aeroespacial está trabajando para hacerlo realidad. El proyecto de la compañía tiene como objetivo desarrollar un motor hipersónico que podría revolucionar el transporte aéreo, superando considerables desafíos técnicos y redefiniendo la experiencia de vuelo.
La promesa del motor hipersónico
El motor VDR2, desarrollado por Venus Aerospace, se basa en el concepto de “detonación rotatoria”, que permite una importante aceleración, alcanzando hasta Mach 6, es decir, seis veces la velocidad del sonido. Según los ingenieros de la compañía, esta tecnología permitirá que los aviones vuelen a una altitud de más de 30 kilómetros, muy por encima de las altitudes de los vuelos comerciales actuales, lo que se traducirá en tiempos de viaje increíblemente cortos.
Andrew Duggleby, cofundador de Venus Aerospace, declaró a Corriere della Sera que “Este motor hace realidad la economía hipersónica”. Las primeras pruebas del motor están previstas para 2025, lo que representa un paso importante hacia la tan esperada transformación del transporte aéreo. Sin embargo, todavía queda un largo camino por recorrer antes de que la tecnología esté disponible para vuelos comerciales.
Eric Briggs, director de operaciones de Velontra, una de las empresas involucradas en el desarrollo, añade: “Esperamos continuar trabajando en el proyecto, volar el primer prototipo y finalmente perfeccionar un concepto de motor que hasta ahora sólo existía en los libros de texto. pero nunca como unidad de producción”.
Con esta nueva tecnología, viajes que antes tomaban horas, como Roma a Nueva York o de Londres a Pekín, se puede realizar en poco más de una hora, a velocidades superiores a los 7.400 km/h. Durante el vuelo, los pasajeros también tendrán la oportunidad de observar la curvatura de la Tierra, haciendo la experiencia aún más única.
Desafíos e incertidumbres del futuro hipersónico
A pesar del entusiasmo que rodea al motor VDR2, es necesario superar muchos desafíos técnicos antes de que esta tecnología pueda aplicarse al transporte comercial de pasajeros. Cuestiones como la seguridad, la eficiencia energética, el impacto medioambiental y la viabilidad económica son algunas de las barreras que hay que afrontar.
El Concorde, un avión supersónico icónico de los años 1970 y 1980, es un ejemplo de cómo la tecnología revolucionaria puede encontrar dificultades operativas. El alto costo de mantenimiento y los problemas de seguridad finalmente llevaron a su retiro permanente. Con el motor hipersónico, Venus Aerospace espera evitar estos problemas, centrándose en un modelo que combine velocidad, sostenibilidad y seguridad.
Si el motor VDR2 no es viable para el transporte de pasajeros, no se descartan otras aplicaciones, como en el sector militar o en el transporte de carga a alta velocidad. La tecnología aún se encuentra en fase de desarrollo y prueba, pero las expectativas para 2025 son altas, lo que alimenta la curiosidad y las esperanzas de una nueva era en los vuelos aéreos.