En contra de turismo de masas, Italia ofrece varios itinerarios que no dejan nada que desear en términos de tradiciones, historias y vida cotidiana.
Uno de ellos es la ruta que conecta cuatro pueblos insólitos del centro-norte del país: Viganella, en Piamonte; Bussana Vecchia, en Liguria; Valeggio sul Mincio, en Véneto, y Corinaldo, en Las Marcas.
El punto de partida está en las montañas del valle de Antrona, en Viganella, un pueblo piamontés donde, durante siglos, sus habitantes pasaron los meses de invierno sin luz solar, que no llegaba a las montañas. Recién en 2006 llegó la solución que cambió la vida de la población: la inserción de un enorme espejo en la montaña, que comenzó a reflejar la luz del sol sobre la plaza principal, iluminando Viganella durante la época más oscura del año.
En Liguria, la pequeña Bussana Vecchia fue considerada durante mucho tiempo una ciudad fantasma, tras ser devastada por un terremoto en 1887 que la mantuvo en ruinas durante más de 70 años.
Todo cambió cuando, en los años 1960, un grupo de artistas, liderados por un ceramista de Turín, Mario Giani, conocido como Clizia, decidió reconstruir la ciudad, transformando algunas de las casas en talleres de arte, reviviendo una comunidad que sigue prosperando. hasta hoy.
En Véneto, Valeggio sul Mincio es famoso por los tortellini, una pasta rellena con tres tipos de carne. Cuenta la leyenda que el lugar fue escenario del amor entre un caballero y una ninfa, quien, antes de partir para siempre, regaló a su amado un pañuelo de seda dorado como símbolo de su amor. El gesto hace referencia a la preparación de los tortellini, una pasta tan fina y delicada como un pañuelo de seda.
Cada año, en junio, la ciudad acoge el “Love Knot Festival”, un evento que transforma el puente Visconti en una enorme mesa llena de tortellini.
Cerrando el itinerario, Corinaldo es un pueblo medieval con imponentes murallas del siglo XIV y donde se encuentra la famosa escalera de Via Piaggia, que, con sus 14 escalones, conduce a la legendaria Casa di Scuretto, un lugar destacado de las tradiciones populares.
La ciudad también acoge anualmente la “Fiesta de la Polenta”, que esconde una leyenda: se dice que un campesino llevó un saco de harina de maíz al pueblo, llenó el pozo del pueblo y permitió a sus habitantes preparar polenta durante días. (Reuters)