Giorgia Meloni ocupa el cargo de Primera Ministra en el gobierno italiano durante medio año. Llegó al poder con un partido político conservador (los Hermanos de Italia) y con la promesa de sacudir la economía. Unión Europea, al tiempo que proclamó el lema “Dios, patria y familia”.
Ahora se presenta como una líder firme, pero moderada con sus vecinos europeos.
En apenas unas semanas de gobierno, Meloni introdujo leyes para reducir la llegada de inmigrantes y recientemente declaró el estado de emergencia migratoria.
Ha buscado defender a toda costa los valores familiares tradicionales y ha prohibido a los ayuntamientos registrar a los hijos de parejas del mismo sexo.
En el contexto internacional, Meloni apoya sin vacilar a Ucrania contra la invasión rusa, así como a sus aliados.
“Se trasladó muy rápidamente al centro del espectro político (…) para ampliar su audiencia e ir más allá del electorado de derecha más radical”, afirma Daniele Albertazzi, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Surrey (Reino Unido).
Ya ni siquiera hay rastros de las posiciones soberanistas que predicó Meloni antes de convertirse en el Primera mujer liderando el gobierno en Italia. Además, la relación con la Unión Europea continúa, de lo contrario el país ya no recibiría subsidios.
Cecilia Sottilotta, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad para Extranjeros de Perugia, en Italia, también hace una columpio estos primeros seis meses.
El profesor afirma que “Meloni inició inmediatamente una labor de comunicación muy atenta y mantuvo un perfil muy discreto y muy tranquilizador a nivel internacional”.
“Así que trató de tranquilizar a sus aliados, en primer lugar, Estados Unidos y la OTAN. Reafirmó inmediatamente el compromiso de Italia con la Unión Europea. De esta manera, en términos de política internacional, permaneció bien alineado con Draghi (el anterior primer ministro)”, explica Sottilotta.
Incapaz de cumplir plenamente sus promesas electorales, el gobierno está virando un poco hacia las batallas culturales, que, en cierto modo, son gratuitas. Y complacen a su electorado.
Cecilia Sottilotta
En estos seis meses, Meloni se dio cuenta de que su principales oponentes No están en la oposición. Más bien, son sus propios aliados en el gobierno de coalición: el partido Liga de Matteo Salvini y la Fuerza Italia de Berlusconi.
“Claramente, tanto Berlusconi como Salvini no son aliados fáciles de tratar. El tema del género también es muy importante, es decir, el hecho de que sea mujer importa mucho”, cree la profesora universitaria.
“Berlusconi, por una serie de razones, en particular de salud, se encuentra ciertamente en un momento de debilidad. Salvini mantiene su lugar, por así decirlo. En otras palabras, en ambos casos, si miramos también la investigación y la tendencia del consenso, no hay sin incentivo francamente, que la Força Italia o la Liga pongan la fuerza de la coalición”, explica Sottilotta.
A economía La economía italiana creció un 3,7% en 2022. Los vientos económicos soplan entonces a favor de Meloni, aunque se enfrenta al reto de deuda: el segundo más grande de Europa, justo detrás de Grecia.
Otro gran desafío es el baja tasa de natalidad. En Italia nacen menos de siete bebés por cada mil habitantes. El gobierno acaba de prometer cero impuestos para quienes tengan hijos, promesa que será revisada al menos dentro de otros seis meses.
Meloni mantiene su elevada popularidad y, según la última encuesta del instituto YouTrend, su partido obtiene el 28,6% de las intenciones de voto, un 2,6% más respecto al 26% obtenido en las elecciones de septiembre.
